Originalmente un pequeño puerto pesquero, Biarritz se convirtió en un importante centro turístico gracias al impulso de la emperatriz Eugenia, que se enamoró de Napoleón III y de la ciudad. En su honor construyó la Villa Eugenia, rebautizada Hôtel du Palais y transformada posteriormente en un famoso hotel de lujo.
Desde finales de los años 50, la estación balnearia se ha convertido en un paraíso para surfistas de todo el mundo. Hoy en día, la playa de la Côte des Basques alberga numerosas escuelas de surf donde aprender este deporte.
Destino balneario chic y familiar, la ciudad cuenta con seis playas para disfrutar del aire marino y los deportes náuticos durante un fin de semana. También hay mucho que hacer en la naturaleza, con dos parques a dos pasos del mar.
La ciudad es fácil de visitar a pie o en bicicleta, con sus casas de estilos arquitectónicos variados. La más misteriosa es sin duda Villa Belza, que parece una mansión encantada.
La Cité de l'Océan puede visitarse durante todo el año, siempre que se lleve buen calzado para caminar y un cortavientos (porque las olas pueden llegar muy alto en las rocas).