Vuelta al mundo en 80 días, en trenes de lujo.

El 2024 empezó con una llegada muy emocionante a los correos de los periodistas de viajes. Railbookers lo había vuelto a hacer. Anunciaron una nueva ruta en tren que inspira dejar todo y hacer esa reservación: Cuatro continentes, 13 países, más de 20 icónicas ciudades en 80 días, a bordo de los mejores trenes.

La invitación está inspirada en Julio Verne y su fantástica idea de recorrer el mundo, pero hacerlo en tren. Y no cualquier tren; en su extraordinaria selección de trenes de lujo, por la que Railbookers ha sido reconocida con múltiples premios. Hay algunos trayectos que –por lo pronto– no se pueden hacer sobre rieles, así que no queda de otra más que treparse a un avión para cruzar el atlántico o para llegar al extremo sur de África, pero el resto se hace al ritmo del repiqueteo del tren que se sacude a través de los paisajes.

El punto de partida es Vancouver donde los pasajeros abordan al famoso y lujosísimo Rocky Mountaineer. En Canadá pasan por Kamloops, Jasper, Lake Louise y Banff. En Calgary hay que tomar el primer vuelo, que aterriza en Edimburgo, donde la empresa recibe a sus viajeros y los lleva al Waldorf Astoria para que descansen la travesía.

El té del día siguiente se sirve en el Royal Scotsman, una leyenda andante ideal para explorar las Highlands que hace sentir como un personaje de The Crown. La siguiente parada es en Londres, pero antes de llegar a la capital inglesa se hace un muy buen recorrido por Escocia. A pesar de ser un viaje de mucho movimiento y muchos lugares a visitar, no es un viaje con prisa.

Después de Londres se cruza el Canal de la Mancha para llegar a París para abordar, al día siguiente, uno de los trenes más reconocidos y alabados que han existido: el Venice Simplon-Orient Express, que tiene como destino –adivinaste–, Venecia. Este icónico tren fue el escenario que Agatha Christie escogió para Asesinato en el Orient Express y donde se filmó Desde Rusia con amor, cuando Sean Connery seguía siendo James Bond.

Después de Venecia, Florencia y el paseo italiano se acaba en Roma, no sin antes haber visto en los grandes ventanales la Toscana que inspira a dedicarse al arte de fare niente.

El siguiente brinco es no sólo grande en distancia, sino enorme culturalmente. Llega el momento de tomar el siguiente avión, con destino a Nueva Delhi. A bordo del Maharajas’ Express –que ganó el premio al mejor tren de lujo por siete años consecutivos– los viajeros de esta travesía conocerán el Norte de India haciendo las paradas imprescindibles: Agra, Ranthambore, Jaipur, Bikaner, Jodhpur, Udaipur y Bombay para cerrar el tour por este gigante asiático.

Un ligero regreso al oeste lleva a los viajeros a Turquía, para conocer su maravillosa Capadocia y la riqueza de este país que es Asia y Europa al mismo tiempo, en una celebración a la mezcla de mundos. Después, sobre The Golden Eagle Danube Express, se hace el recorrido a Budapest, la extraordinaria capital de Hungría.

Tras unos días de exploración del este europeo a bordo del lujoso y cómodo tren, es hora de tomar el tercer vuelo para llegar al otro extremo del globo: Johannesburg espera a los viajeros. Para este momento ya vamos al final del viaje, en el día 61.

Quienes se embarcan en esta aventura no quedan nunca a la deriva: no hay vuelos perdidos, ni confusiones en las estaciones de tren, pues la compañía especializada en estos viajes tiene todo muy bien planeado: en cada parada hay acompañamiento, todas las reservaciones están resueltas e incluso es posible adaptar el viaje a las necesidades de los pasajeros, en caso de que quieran hacer más paradas o menos, o incluso si se decide empezar la gira en otro lugar.

Los días que quedan del viaje se dividen en explorar el Parque Nacional Kruger, donde se puede admirar la fauna de la salvaje sabana, Cape Town, y luego Singapur (a donde se llega en avión, el último de la travesía, antes de volver), donde se puede disfrutar del tren más lujoso del Sudeste Asiático, el Eastern & Oriental Express, que lo acaban de renovar.

Tras 80 días de ver los paisajes más extraordinarios que conforman a este planeta, tanto naturales como lo hecho por las manos humanas, la travesía que hubiera sido el sueño máximo de Julio Verne concluye. Solo queda esperar la siguiente aventura.