Mirar el firmamento ha sido, desde los recuentos más remotos de la humanidad, una de las fuentes más grandes de inspiración. La astronomía, la filosofía, la física y muchas otras ías nacieron tras dejarse capturar por la inmensidad de los cielos estrellados. Sin embargo, cada vez es más difícil entregarse a esta simple y aún así poderosa actividad, pues la luz que emanamos desde las ciudades y poblados ha opacado el cielo. Ynys Enlli (Isla de Bardsey) es la primera ciudad en volverse un santuario de oscuridad de Europa, convirtiéndose en el mejor lugar para disfrutar de la observación de estrellas en el continente.
La ubicación de la isla la hace particularmente perfecta para esta transformación, pues esta pequeñísima isla que se desprende del resto de Gales, y en la que lo que predomina es un césped verdísimo, tiene una montaña que bloquea el brillo lumínico que proviene del resto del país. Los únicos reflejos de luz artificial que llegan provienen de Dublín, al otro lado del Mar Irlandés.