Pompeya y el Vesubio, el legendario dúo trágico

Pompeya quedó sepultada bajo una capa de ceniza y lapilli (fragmentos de lava). La mayoría de los habitantes huyeron de la ciudad y murieron en la costa. Los pocos que se quedaron en casa, con la esperanza de salvarse refugiándose bajo tierra, murieron asfixiados. Un recuerdo conmovedor, ahora es posible ver y conocer la vida de estos hombres y mujeres que vivieron hace casi dos mil años.

Pasear por las calles de Pompeya es casi como retroceder en el tiempo. Esta ciudad, sepultada por la erupción y milagrosamente devuelta a la luz, casi intacta, conserva no sólo los edificios públicos más importantes de la vida urbana, sino también las humildes casuchas del pueblo llano. Así, junto al Foro, el Templo de Apolo y las termas, encontramos también la carnicería, las boutiques y las tabernas que daban vida a la ciudad.

A diferencia de Pompeya, la antigua ciudad de Herculano fue primero alcanzada por una nube tóxica y luego sepultada por lava mezclada con lodo. La lava cubrió la ciudad antes de solidificarse. Cuando visite las ruinas, se asombrará al ver que las viviendas, templos y edificios públicos de la ciudad han permanecido intactos, como una prueba de la historia. Herculano es más pequeña que Pompeya, más íntima, menos concurrida y, para algunos, mucho más emocionante. Sólo le queda descubrirla y decidir por sí mismo.

Probablemente fundada por los etruscos, luego bajo dominio samnita y finalmente parte de la "Liga Nocerina", Herculano y su litoral disfrutaron de un periodo de esplendor en los últimos años de la República. Se construyeron numerosas villas patricias, signo de un entorno floreciente gracias al clima suave y a la tierra fértil. Durante la época de Augusto, la ciudad meridional se dotó de un acueducto, nuevas murallas, dos termas, un teatro, una basílica, un gimnasio y templos. Al igual que en Pompeya, las excavaciones de Herculano pueden disfrutarse simplemente paseando entre las ruinas, sumergiéndose en la ciudad antigua.

Construida en las laderas del Vesubio, al subir a las alturas de Herculano se alcanza la cima del Vesubio. El ambiente es el de un lugar de belleza única y naturaleza invencible. Justo debajo del cono del único volcán activo de Europa, la vista se pierde en las oscuras laderas casi desprovistas de vegetación, mientras una maravillosa panorámica se extiende hasta la península sorrentina y el Capo Posillipo.

Ve al amanecer o al atardecer, ¡y los colores del cielo y la atmósfera casi lunar le recompensarán! La zona que rodea el volcán, incluidos los yacimientos arqueológicos de Pompeya, Herculano, Oplonti y el Miglio d'Oro, forma parte del Parque Nacional del Vesubio, creado en 1991 y declarado Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO.

De Castellammare di Stabia a Punta Campanella, una sinuosa carretera panorámica sigue desde lo alto el perfil escarpado de la península sorrentina. La carretera serpentea entre los aromas de los naranjos en terrazas que miran al mar. Cada curva ofrece un panorama nuevo e inesperado, que se extiende desde el Vesubio hasta la isla de Capri.

Sorrento, situada en un promontorio cuyas paredes de toba caen en picado sobre el mar, es rica en monumentos renacentistas. Massa Lubrense, más al sur, es una ciudad de discreto encanto. En el pequeño puerto, las barcas de los pescadores se mecen suavemente mientras se contempla una ciudad en la que aún se respira el ambiente de antaño.