Deseoso de predicar las enseñanzas de Buda en su propio país, Don Bastian, un comerciante naviero de Sri Lanka, traía regularmente monjes budistas de la antigua Birmania para que le ayudaran a convencer a su pueblo. En 1885, el comerciante compró un terreno pantanoso en Colombo. Quería construir un templo para albergar al monje esrilanqués Matara Sri Nanarama Maha Thera, a quien admiraba mucho. Hizo drenar el terreno y se gastó una fortuna en construir el templo Gangaramaya.
