El bosque de Karura es una visita obligada en Kenia. Tras el ajetreo del distrito financiero de Nairobi se esconde un remanso de paz, el segundo mayor bosque urbano del mundo. Auténtico ave fénix que resurge de sus cenizas, este parque de 565 hectáreas se vio amenazado por promotores inmobiliarios que querían adueñarse de la zona ante el aumento constante de la población de la ciudad. Es una muestra de resistencia al acaparamiento de tierras, práctica habitual en Kenia. Los bosques de Kenia sufren una tala de casi 5.000 hectáreas cada año. Karura sobrevive así al desarrollo masivo de Nairobi y proporciona una burbuja de oxígeno a sus habitantes.
