Visitar el KMSKA significa descubrir siete siglos de arte. Sobre todo, es una oportunidad para descubrir a los primitivos flamencos y a los expresionistas. Posee una colección excepcional de cuadros de los maestros James Ensor y Rik Wouters, la mayor del mundo. Pero el KMSKA es también el único museo flamenco al que se ha concedido estatus científico. De hecho, los conservadores no se limitan a exponer y cuidar las obras. No, investigan a fondo las obras para desentrañar sus secretos y misterios. Los colores, el lenguaje visual, todo se estudia con lupa para descifrar los cuadros más bellos. Es un auténtico laboratorio de museo, ya que comparten sus descubrimientos con el público. Y no se pierda la fachada del edificio, una obra de arte en sí misma, una auténtica joya arquitectónica de imponente presencia.
