San Juan de Luz: Una ciudad costera al estilo español

Enclavada en el corazón de una inmensa bahía entre el océano y las montañas, San Juan de Luz es conocida desde el siglo XVII como la "ciudad de los corsarios". Aunque los días en que los balleneros se aventuraban frente a las costas de Terranova han quedado atrás, los curricaneros y los pescadores con redes de enmalle siguen ocupados en su bonito puerto pesquero, donde se alinean coloridas embarcaciones tradicionales. Sus calles peatonales que unen el océano con el centro histórico y sus antiguas mansiones son testigos de la fortuna de los armadores del siglo XVII. Más tarde, los viajes de Napoleón III a la región, la fascinación de la alta sociedad por la Costa Vasca y la llegada del ferrocarril propiciaron un importante auge del turismo. En 2016, las ciudades de Saint-Jean-de-Luz y Ciboure obtuvieron el sello Pays d'Art et d'Histoire por sus numerosos monumentos excepcionales. A lo largo del año, guías especializados ofrecen un programa de eventos y visitas en torno al patrimonio de San Juan de Luz y Ciboure.

San Juan de Luz se ha impuesto como destino de bienestar, con 2 centros de talasoterapia abiertos todo el año. La vida aquí es serena y apacible, los descubrimientos culinarios sorprendentes, las actividades variadas y los encuentros coloridos. También se ha convertido en una estación balnearia muy apreciada por muchos turistas gracias a sus numerosos hoteles, su casino y sus cinco playas. San Juan de Luz está situada en la región de los Pirineos Atlánticos, a unos diez kilómetros de la frontera española. Sentirá estas influencias en la gastronomía, la cultura (la afición al flamenco reflejada en el festival andaluz, por ejemplo), pero también en el ambiente de la ciudad, que combina relax y fiesta.

Las actividades son diversas y variadas. Para los aficionados a los deportes náuticos, San Juan de Luz es su patio de recreo: practique vela, surf o submarinismo. Pero la ciudad no se limita a sus playas: pruebe el accrobranche, el golf o la pelota vasca, una tradición espectacular en el País Vasco. Los amantes de la naturaleza pueden descubrir la ciudad a pie, a caballo o en quad. Uno de los paseos más emblemáticos de la ciudad es la Promenade Jacques Thibaud, que va desde el faro rojo art déco del arquitecto francés Pavlovsky hasta la Pérgola, entre las casas burguesas de paredes rojas. Esta bahía se considera a veces una de las más bellas de Francia.

Si quiere impregnarse del ambiente lucense, diríjase a la plaza Luis XIV, en pleno centro histórico de la ciudad. Rodeada de magníficos palacetes como la Maison Louis XIV y el Hôtel de Ville, es uno de los lugares más animados de la ciudad. También es la plaza central del corazón de la ciudad. Desde aquí, tendrá acceso a todas las calles principales: la peatonal Rue Gambetta, el puerto con acceso directo y la pequeña Rue de la République, que conduce directamente a la Grande Plage.