Pazo Quiñones de Léon, señal de la identidad de los vigueses

Construido hacia los años 1670, el edificio que alberga el Museo Municipal de Vigo, una casa típica de la aristocracia gallega, es hoy uno de los más emblemáticos de la ciudad. Antiguo Pazo de Lavadeira, el Pazo Quiñones de Léon era la casa de familia de los Tavares después de que el padre de la familia, el Capitán Juan Tavares fundó el mayorazgo cinco años antes de la construcción del pazo. En el siglo XVIII, los Tavares decidieron dejar la propiedad a los Montenegros que a su vez la dejaron al marquesado de Valladares el siglo siguiente.

Los nuevos propietarios de la casa, doña María de los Milagros de Elduayen y su esposo Fernando Quiñones de Léon, empezaron una reforma del pazo. Sin embargo, el fallecimiento de la marquesa y los acontecimientos que han seguido, hicieron que, en 1924, su esposo donó la propiedad al pueblo de Vigo a condición de que se convirtiera en el museo de hoy con sus jardines. Se inauguró entonces el Museo Pazo Quinones de Léon en 1937.

La donación del Pazo por el marqués de Alcedo dio paso a la creación del Museo Municipal de Vigo, un museo que cuenta con 29 salas de exposiciones permanentes, llenas de piezas de arte gallego de los siglos XVIII, XIX y XX, la mayoría de estas habiendo sido adquiridas por donación de D. Policarpo Sanz tras su muerte. A esas obras se añade una colección de pintura europea de los siglos XVII y XVIII, también procedentes de Policarpo Sanz, así como depósitos del Prado y del antiguo Nacional de Arte Moderno. En la planta baja del edificio se ha mantenido el ambiente señorial que dejaron los donantes de la propiedad. Entre las obras y colecciones presentes, se destaca sobre todo la del arte gallego aunque poco a poco se integraron también piezas españolas y europeas. Además de las colecciones de arte, el museo tiene otro edificio anexo dedicado a la arqueología. En éste están dispuestos restos arqueológicos de Vigo y otras zonas de la parte Sur de Pontevedra, datando de Paleolítico hasta el tiempo de los romanos. Esta parte del museo abre la puerta a la historia de la ciudad, en particular a su relación con el mar que dura desde siempre.

En fin, aparte de la colección de arte y la exposición de arqueología el museo dispone también un tercero departamento, el de la historia de Vigo. A pesar de que sea la zona menos desarrollada del museo, los elementos recogidos tienen gran importancia en la historia de la ciudad, en particular en los contextos de la Batalla de Rande y los tesoros perdidos, y de la guerra de Independencia española. Cuenta también con una galería de retratos de figuras viguesas y la amplia biblioteca del museo, la Biblioteca Histórica, que recoge una extensa colección de obras, yendo de lo legislativo español al histórico gallego, entre otros.

El Parque de Castrelos, antes conocido como Castrelis en el siglo XIII, es el parque más grande de Vigo con un área de unos 220.000 m² incluyendo a los jardines del Pazo Quinones de Léon. Este parque alberga el Pazo-Museo, cuya historia remonta al siglo XVII. Atravesado por el río Lagares, es un sitio muy bonito para pasear cuando el tiempo está bueno, pero también se puede seguir uno de los caminos junto al río para llegar hasta la playa de Samil andando o en bicicleta.

Por su inmensa extensión, la belleza de sus jardines, el parque infantil, y el espectacular estanque que acoge a varias especies de pájaros y otros animales, el Parque de Castrelos es el lugar ideal para familias con niños, deportistas a quienes les gusta estar en la naturaleza, y aquellas personas curiosas de los espacios naturales. Los numerosos puentes y paseos que atraviesan el estanque forman senderos singulares para descansar en un lugar de tranquilidad absoluta, embellecida por magnolias hermosas que salen en primavera.

En el verano podrás disfrutar de conciertos al aire libre ya que, enclavado en el recinto del Parque de Castrelos, está el auditorio de Castrelos. En el periodo estival el anfiteatro recibe a numerosos artistas nacionales e internacionales, por lo que es un lugar precioso para los vigueses al cual suelen salir entre amigos o con sus parejas para disfrutar de la música en un entorno encantador, aprovechando el tiempo bajo árboles majestuosos, rodeados por la fauna y flora de la región.