Los pueblos de menos de mil personas más bonitos de España

Aýna, en Castilla-La Mancha, tiene tan solo 582 habitantes. Pero es tan bonita, que la conocen como la "Suiza Manchega"; está rodeada del paisaje montañoso que le da la Sierra del Segura y atravesada por el río Mundo. El entramado de las callecitas del pueblo se contrastan con los paisajes naturales en unas imágenes preciosas.

Uno de los grandes atractivos de Anya es la cueva del Niño, donde hay pinturas rupestres paleolíticas. La zona también se ha vuelto famosa porque aquí se filmó la película Amanece, que no es poco de José Luis Cuerda, y a lo largo de la ruta hay paneles que explican las escenas grabadas en cada lugar.

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En Jaén, Andalucía, esta pedanía tiene tan solo 545 habitantes. Está arribisima, a una altitud de 914 metros sobre el nivel del mar, en el macizo de Sierra Mágina. Aquí, en Arbuniel, nace uno de los manantiales más abundantes e importantes de esta sierra que brota a través de la piedra caliza, lo cual además de ser de mucho orgullo para sus habitantes, es un espectáculo natural.

Este pequeño pueblo está en la comarca de Garrotxa, en la Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Aquí viven 926 habitantes, y es pequeñísimo, pero lo que más sorprende de Castellfollit es su ubicación: se erige sobre un espectacular risco basáltico de más de 50 metros de altura, recortado por el rio Fluvià. En el extremo del risco, marcando el final de la calle que atraviesa el caserío, está la iglesia de Sant Salvador. Las vistas desde este pueblo son espectaculares; es una suerte de mirador natural en el cual se fueron quedando algunas personas a vivir.

Este es un municipio, en Castilla y León, que tiene tan sólo 12 habitantes. Está a 26 kilómetros de la capital, Soria, en la sierra de Oncala. Estepa de San Juan está rodeado de robles y acebos en un espectacular entorno natural que es parte de la Ruta de la Trashumancia, que es un eje de la cultura rural española, pues es el recorrido histórico de los pastores nómadas, con sus rebaños de ovejas.

Aunque no tiene muchas construcciones –evidentemente–, Estepa de San Juan tiene unas cuantas casas blasonadas del siglo XVII y una iglesia del siglo anterior.

Según el padrón del 2021, en este pueblo situado en la parte más occidental de la provincia de Huesca, viven tan solo 21 personas. Nunca fue un lugar enorme, pues en su pico poblacional no llegaban ni a los dos mil habitantes, pero ahora es un encantador caserío que parece siempre estar listo para las heladas de los pirineos.

Sus calles son empedradas y las casas tienen tejados empinados, sobresalientes chimeneas y balconadas adaptadas para las temperaturas invernales. A su alrededor, que es uno de los grandes encantos de Fago, hay frondosos bosques de hayas, abetos y pinos que mantienen el ambiente húmedo y con un aroma muy particular, casi navideño. Estando aquí, vale la pena ir a conocer el Paisaje Protegido de las Foces de Fago y Biniés, con 2.440 hectáreas de superficie natural.

Este es el pueblo más pequeño de todo España, con tan solo tres habitantes censados –¡y en el 2011 había solo uno!–. Pero ese vacío humano se compensa con un entorno tranquilo, que parece un poco irreal de tan desconectado. Es el lugar perfecto para apreciar otros ritmos, la vida rural, el aire puro y los sonidos de la naturaleza.

El municipio cuenta con una iglesia parroquial, la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, que puede ser de interés para los visitantes. Además, la localidad tiene una historia interesante, relacionada con el culto a San Illán o San Julián, cuya ermita se encuentra en las cercanías

Esta localidad y municipio fue seleccionado como uno de los pueblos más bonitos de España por múltiples medios ingleses. Aquí viven 319 personas, entre su arquitectura típica bereber, de tejados planos, fachadas blancas y viguerías a las que les llaman ‘tinajos’.

Este pueblo fue construído pensando en el agua: las callecitas empedradas tienen acequias que conducen el agua del deshielo de la Sierra Nevada hasta las fuentes y el río del pueblo. El entorno, también cuidadísimo, es un paisaje natural delicioso, siempre lleno de vida.

En la localidad Valenciana, este pueblito tiene apenas 281 habitantes. Pero también un castillo. Vall de Almonacid es un lugar tranquilo, con arquitectura tradicional y rural, rodeado de naturaleza y unas montañas al costado.

Aquí hay que ir a visitar el Castillo de Almonecir, de origen musulman, donde vivían monjes guerreros. También vale la pena ir a sus fuentes –hay muchas–, especialmente a la de Lentisco, que es popular por las propiedades diuréticas que se le atribuye a sus aguas, y a la Fuente Larga, a la cual se llega por un camino lleno de perales y cerezos, que especialmente en primavera hacen de éste un extraordinario camino

Esta localidad, en la que solo hay siete habitantes (cinco hombres y dos mujeres), es donde, por primera vez en la historia, se escribió un texto en castellano. En el monasterio de Santa María de Valpuesta, unos monjes amanuenses escribieron el cartulario más antiguo de la Península Ibérica del que se tiene registro, las “Glosas Emilianenses”, que datan del siglo IX.

Ir a Valpuesta es ir a conocer los recintos en los que nació nuestro idioma, la arquitectura antiquísima que aún se aprecia por las escasas callecitas empedradas, y el entorno natural, pues al estar enclavado en el Valle de Valdegovía, las boscosas montañas son espectáculos en sí mismas.