Japón
No es casualidad que este país se haya vuelto, en los años recientes, el destino más de moda. Su rebosante cultura, curiosa y en un limbo entre oriente y occidente que se vuelve a la vez exótica y familiar, es cautivadora: dan ganas de verlo todo, de visitar cada tienda con productos inauditos y muy kawai, de ver cada templo que se levanta en sus ciudades impolutas y silenciosas, donde no se escucha un claxon ni por casualidad, y donde la gente hace filas para entrar ordenadamente a los vagones del metro. Un país con mucha agua, guerras y movimiento terrestre, que sabe de reinvenciones y resiliencia, y lo refleja en todo: en su comida, en su cortesía, en su arquitectura.
Su gastronomía, ya celebrada y reproducida por todo el mundo, se presta para hacer viajes dedicados exclusivamente a eso, pero sus festivales, templos, centros ceremoniales, jardines y espacios naturales obligan a hacer un viaje diverso e inacabable.