Tartu, ciudad universitaria y Capital Europea de la Cultura

La ciudad del este de Estonia ha sido nombrada Capital Europea de la Cultura 2024, pero además de la increíble agenda que tienen preparada, Tartu tiene muchísimo que ofrecer.

Los íconos de Tartu.

- © Arcady / Shutterstock

Tartu, la segunda ciudad más grande de Estonia (después de Tallin) fue nombrada Capital Europea de la Cultura 2024 junto con Bad Ischl y Bodø. Junto con el sur del país, en Tartu se celebrará este año actividades centradas en el poder de las artes para mejorar el futuro y la supervivencia a través del respeto al medio ambiente, la fuerza comunitaria y las habilidades esenciales para la vida. La agenda para este evento es rica en su diversidad. Habrá bailes paganos, viajes en autobús a través de las regiones sureñas, fiestas gastronómicas, conciertos, festivales: de luz, de verano, de bienestar, de arte. Se organizarán más de 350 proyectos que desembocan en más de mil actividades.

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Pero más allá de lo que se llevará a cabo este año, Tartu es una ciudad con mucha historia y lugares interesantísimos a ver y conocer. Este es un recorrido por sus imprescindibles, para disfrutar de esta Capital Europea de la Cultura, incluso después del 2024.

El centro de la historia

Tartu es muy vieja. La ciudad fue fundada en el año 1224 cuando un obispo, parte de los Caballeros de la Orden Teutónica, decidió construir allí su catedral, siendo así el enclave urbano más antiguo del Báltico. Aunque se sabe que desde antes había gente viviendo en esta zona, al lado del río Emajõgi, se cuenta desde entonces su historia.

Actualmente el centro histórico de Tartu tiene edificios de estilo clásico y neoclásico, con colores pasteles y tejados color ladrillo a dos aguas. De este lado del mundo, es de las poquísimas ciudades en las que no se percibe el paso soviético en su arquitectura. El incendio que hubo en 1775 obligó a los Tatruenses a renovar sus edificios, con mucha influencia holandesa, pero después de eso solo se les ha dado mantenimiento y no mucha modificación. Eso provoca que el centro de la ciudad estonia sea un poco como de cuento, con calles empedradas y tan solo unas pocas torres sobresalientes por las alturas.

Tartu desde las alturas.

- © Ikars / Shutterstock

El punto neurálgico es la plaza del Ayuntamiento, donde destaca el edificio municipal. Se construyó con elementos de rococó y barrocos, pero tiene una muy elegante fachada neoclásica en rosa pastel y rojo. El reloj que tiene hasta arriba se lo pusieron después, como un incentivo a los estudiantes de la ciudad para que llegaran puntuales a sus clases.

De frente mira a una fuente icónica de Tartu que en medio tiene la escultura de dos estudiantes que se besan debajo de un paraguas, la Suudlevad tudengid. Aunque no es la única escultura de la ciudad, sí es la más representativa, por su ubicación y porque el desarrollo de Tartu se debe en gran parte a su universidad.

En la plaza central también está la Casa Inclinada, reconocida como el edificio con mayor inclanación diagonal de todo europa, superando incluso a la Torre de Pisa.

© Maya Afzaal / Shutterstock

Una ciudad universitaria

El emblema de esta ciudad y la creadora de las dinámicas sociales de aquí es la Universidad, que queda a solo unos minutos caminando desde el ayuntamiento –de ahí que el reloj fuera útil.

Fue fundada en 1632 –cuando Tartu era parte de los territorios suecos– por el rey Gustavo II de Suecia. Se cuenta que la época de su fundación fue la más pacífica de esta ciudad, que estuvo en disputas territoriales por ser un excelente punto mercantil.

La paz se mantiene en Tartu, que es el epicentro estudiantil del país, pues tiene la universidad más grande de Estonia, miembro del Grupo Coimbra y de la Red de Utrecht.

Universidad de Tartu

- © Arcady / Shutterstock

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El edificio principal tiene una majestuosa fachada estilo clásica, muy blanca, con enormes columnas dóricas. Se pueden visitar algunos salones y curiosidades dentro del edificio, como como donde encerraban a los alumnos mal portados por incluso semanas y una cámara de momias con decorado de inspiración egipcio, y en el Museo de Arte de la Universidad –que también está en este edificio–, una colección de esculturas antiguas.

El conjunto de edificios universitarios está a los pies de la colina de Toomemägi, que forma parte de un magnífico parque. También le llaman la colina de la Catedral, pues aquí están las ruinas de esa primera catedral, génesis de Tartu. Entre los arcos y paredes altísimas de ladrillos se alberga la biblioteca y el Museo de la Universidad y el observatorio.

La Catedral, donde empezó la historia de Tartu.

- © Popova Tetiana / Shutterstock

El Museo de la Universidad de Tartu tiene distintas exposiciones permanentes y temporales, en las que se abarcan distintos temas. La ciencia y sus descubrimientos es un eje principal y se pueden ver instrumentos de estudio de anatomía, como una mano real usada para estudiarse. Pero también hay otras excentricidades, como la máscara funeraria del gran poeta ruso Alexander Pushkin y una colección de chuletas que unos estudiantes prepararon para sus exámenes.

Información práctica sobre los museos

Museo de Arte de la Universidad

⏰Horarios:
- De mayo a septiembre: lunes-sábado 10:00-18:00
- De octubre a abril: martes-sábado 11:00-17:00

👛Tarifas:

  • Adulto: 4€
  • Descuento: 3€
  • Billete familiar: 10€

Museo de la Unievrsidad de Tartu

⏰Horarios:
- De mayo a septiembre: martes-domingo 10:00-18:00
- De octubre a abril: miércoles-domingo 11:00-17:00

👛Tarifas:

De mayo a septiembre
- Adulto: 10€
- Descuento: 8€
- Billete familiar: 25€

De octubre a abril
- Adulto: 8€
- Descuento: 6€
- Billete familiar: 21€

El parque de la colina Toomemägi merece un paseo también. Es un lugar francamente precioso que emerge de la ciudad, con grandes árboles y senderos, de los cuales emergen los edificios de la universidad. En su territorio se encuentra igualmente el jardín botánico, gestionado por la Universidad, y abarca unas tres hectáreas. Tiene tres invernaderos con especies de distintos climas tropicales y subtropicales, y una rosaleda con muchas especies distintas de rosas, entre otras colecciones.

Los museos de Tartu

Además de los muchos museos que tiene la universidad, Tartu tiene otros cuantos. El Museo Nacional de Estonia es uno de los más alabados y está dedicado al patrimonio folclórico de Jakob Hurt –teólogo, lingüista, apodado “el rey del folklor estoniano”-- a la etnografía, y al arte popular de Estonia.

Es el lugar clave para entender la historia de las generaciones que han vivido y dado vida a este país, cuya historia es compleja y riquísima, con influencias rusas, sueca, holandesa, y por supuesto, con sus propias tradiciones e idiosincrasias.

El museo fue fundado en 1909 pero la estructura original sufrió daños irreparables durante los ataques de la Segunda Guerra Mundial. Después, a manos de los soviéticos, el espacio destinado para el museo se convirtió en una base secreta de bombarderos soviéticos, dejando sin espacio a la colección del museo.

Las piezas se diseminaron en muchos lugares y por mucho tiempo fue imposible volver a instalar el planteamiento original: mostrar la historia, la vida, y las tradiciones del pueblo de Estonia. Fue hasta el 2004, cuando se construyó el actual edificio, que se logró volver a mostrar la fantástica colección.

El Museo Nacional de Estonia.

- © Anton Kaydalov / Shutterstock

Tatru no se acaba ahí. El barrio de San Juan, que toma su nombre de una iglesia de estilo gótico temprano que alguna vez tuvo cerca de dos mil figuras de terracota, es encantador y vale mucho la pena caminar. Hay muchos parques, como el Pigorov, nombrado en honor al poeta, donde se organizan los botellones durante la temporada de clases.

También puedes visitar la Casa Al Revés, una atracción muy excéntrica que permite tomar cierta perspectiva…

por Sofía Viramontes | Editora y redactora
Periodista mexicana apasionada por las buenas historias y los lugares recónditos, llegó a EasyViajar en septiembre del 2023 para contar lo que ha descubierto y seguir develando los secretos que este mundo tiene para ofrecer.
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