En 1939, al estallar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno francés decidió colaborar con el Reich, encerrando a alemanes y austriacos que habían huído. En la región, la antigua fábrica de azulejos de Les Milles se transformó en un campo de internamiento para "súbditos enemigos", a los que se hizo vivir en condiciones de horro. Algunos de los reclusos eran ciudadanos comunes y corrientes, a veces incluso antifascistas, que habían abandonado su país escapando nazismo.
Menos de un año después, se firmó el armisticio y el régimen de Vichy transformó el lugar en un campo de concentración para "indeseables", donde se encerraba a judíos, homosexuales y migrantes. El campo de Les Milles se superpobló rápidamente y las condiciones de vida de los internos se deterioraron al tener que soportar el hambre, el hacinamiento, las alimañas y las enfermedades.