Las leonas del Serengeti: Dunia Camp, el campamento safari dirigido solo por mujeres

Conforme la 4x4 se va acercando al campamento se escucha música. Son voces femeninas perfectamente sincronizadas cuyas palabras no son en español, pero en el coro se entiende la invitación más conocida al mundo salvaje: hakunna matata. El equipo –formado por 20 mujeres– de Dunia Camp sale a recibir a cada uno de sus huéspedes y lo hace cantando a capella la versión original de lo que después se volvió el éxito del Rey León.

Ocho tiendas de campaña que ocupan más de 40 metros cuadrados cada una, más la recepción (con una sala, terraza y comedor) y un espacio para fogata es toda la infraestructura de este hotel ecológicamente sensible. Está a la mitad del Serengueti, una de las reservas naturales más antiguas y en donde viven los grandes cinco: león, leopardo, elefante, rinoceronte negro y búfalo.

Las planicies por donde cruzan las grandes migraciones de miles de ñúes fueron por mucho tiempo zonas de caza, despojo y ecocidio. Pero desde hace más de 60 años hay esfuerzos por cambiar la forma en la que los humanos habitamos este espacio. Una de las iniciativas más recientes rompe ahora con uno de los paradigmas más arraigados, aquel que dice que las mujeres no son capaces de enfrentarse a las realidades de este complejo –y a veces peligroso– ecosistema.

El hecho de que Dunia –del grupo hotelero Asilia Africa– sea uno de los campings más codiciados de la zona demuestra que el género no es, de ninguna forma, una limitante. "Una buena guía debe tener confianza en sí misma, ser compasiva, paciente y estar bien informada", asegura Matemba, que a sus cortos 26 años ya es considerada como una de las mejores guías que se puede encontrar en esta reserva natural.

El turismo en el Serengeti no es cosa nueva. Desde el siglo pasado éste era un codiciadísimo destino por ser una ventana a esa realidad tan lejana de lo humano, a los grandes animales que siguen sus ritmos y formas de vida, a las aves que llegan del otro lado del mundo, a eso que llamamos salvaje. Pero, a razón de creencias culturales que remontan muchos años, las mujeres estaban excluídas de estos trabajos, argumentando que exigen saber defenderse y estar lejos de las comunidades humanas.

El trabajo en los campamentos-safari no es el de la hotelería normal. Además de encargarse de la hospitalidad, de consentir a los huéspedes, también tienen que encargarse de la seguridad. Dunia, como casi todos los lugares de hospedaje en esta zona, está compuesto de tiendas de campaña (las de aquí muy elegantes y con todas las comodidades, como baño propio y wifi en el cuarto) en medio de la planicie. Eso significa que pueden llegar animales –sí, elefantes, leones...– o ciclones, y hay que estar capacitadas para afrontar las pruebas de la naturaleza.

Además, dado que la mayor atracción aquí son los safaris, hay que manejar camionetas 4x4 a través de terrenos complicados, hay que ubicarse en lo que pensaríamos que es la mitad de la nada; si se pincha un neumático hay que cambiarlo, y si se descompone el radiador hay que saber arreglarlo, que aquí no se puede llamar a una grúa. "Cuando llegué a Asilia, como les gusta empoderar a las mujeres, me enseñaron de todo: cómo levantar un coche, cómo cambiar una rueda y cómo manejar cualquier cosa que nos podamos encontrar. Ahora voy sola", dijo Matemba en una entrevista.

La veintena de mujeres que aquí trabajan han sido capacitadas y entrenadas para que la experiencia de quienes llegan aquí sea maravillosa, enriquecedora, segura y sostenible.

Dunia no comenzó realmente como un proyecto solo de mujeres, pero después de la llegada de Angel Vendeline Namashali, quien fue la primera gerente mujer del lugar, se dieron cuenta que hacían falta proyectos en la región que dieran oportunidades a las mujeres.

Vendeline abrió esa puerta después de muchos años de batallar. A pesar de que soñaba con ir a la universidad y estudiar medicina, tuvo que renunciar a ese camino porque en su casa no había suficiente dinero. Un primo suyo, que notó que Angel no estaba destinada a quedarse a trabajar en casa, le ayudó a conseguir un trabajo en un hotel, ordenando el closet de blancos. Su ambición, muy notoria, la llevó pronto a estar detrás del mostrador de recepción y luego se ganó los puestos gerenciales. Años después, cuando llegó a Dunia, donde trabajaban casi puros hombres, Angel Vandeline fue de las que impulsó la idea de volverlo un campamento dirigido y llevado por mujeres.

"Queríamos que Asilia fuera diferente: una fuerza del bien que no solo contribuyera económicamente, sino también de forma progresiva y sostenible a las comunidades que nos rodean, incluido el empoderamiento de las mujeres locales", dijo Jeroen Harderwijk, cofundador y director general de Asilia África. Los hombres que antes trabajaban en este campamento comenzaron en otros de los que el grupo tiene en la región, se implementó un programa de entrenamiento especializado para mujeres y poco a poco se ha ido rompiendo ese viejo paradigma que dice que las mujeres no tienen cabida en esta profesión.

El resultado ha sido extraordinario. Las iniciativas similares se han contagiado por la región, y este campamento no ha sino ganado buena reputación. En Dunia se promete un servicio extraordinario que permite adentrarse en el Serengueti a través de la conciencia de que el cuidado de la vida es crucial, sin perder las comodidades, la seguridad y los lujos.

Dunia, en el Serengeti central de Tanzania, ofrece una posición privilegiada para realizar safaris durante todo el año.

Lo que podrás encontrar en Dunia Camp:

• 8 tiendas (incluida 1 tienda familiar)
• Bañeras en las suites
• Duchas de agua caliente
• Inodoros con cisterna
• Servicio de lavandería gratuito
• Caja fuerte en la habitación
• La energía del hotel proviene de sistemas de energía solar
• Cargador USB y cargador de baterías en todas las habitaciones