En 1999, tras amplios debates, el Parlamento alemán decidió crear un monumento conmemorativo central, el Monumento a los Judíos de Europa Asesinados, también llamado Monumento del Holocausto. El diseño de este monumento fue el resultado de un concurso, que ganó el arquitecto neoyorquino Peter Eisenman. El monumento, inaugurado oficialmente en 2005, ocupa una superficie de 19.000 metros cuadrados en la que Eisenman colocó 2.711 estelas de hormigón de distintas alturas. Este espacio abierto es accesible de día y de noche, y desde cualquier dirección, los visitantes pueden sumergirse por completo en su singular disposición espacial. El monumento conmemorativo, situado en una pendiente gradual, adopta la forma de una ola que aparece de manera diferente según el lugar en el que uno se sitúe. Las irregularidades del suelo de hormigón provocan a menudo una sensación de vértigo o incertidumbre en muchos visitantes. La escala de la instalación, combinada con la ausencia de un punto central de conmemoración, desafía el concepto convencional de monumento conmemorativo y crea un lugar de recuerdo que se aparta del enfoque habitual. El Monumento a los Judíos de Europa Asesinados es un espacio que incita a la reflexión y la contemplación de un modo distinto y sugerente.
