Vista de 360° de Brujas desde lo alto del campanario

En Bélgica, la Grand Place es el centro neurálgico de la ciudad o el pueblo. Es el espacio en torno al cual se organiza la vida cotidiana de los habitantes, los comercios, los monumentos importantes, etcétera. La Grand Place más conocida del país es sin duda la de Bruselas, pero todas las ciudades y pueblos de este país tienen una propia. Brujas no es una excepción, y su Grand Place está llena de pequeños (y grandes) tesoros. Uno de ellos no es otro que la torre más importante e imponente de la ciudad, el Campanario.

Construido en varias etapas a lo largo de varios siglos, del XIII al XV, es el símbolo de la independencia de la ciudad. Con sus 83 metros de altura, está ligeramente inclinado hacia la izquierda, apenas 83 centímetros, lo que dificulta la apreciación de esta imperfección a simple vista. Antes de que se construyera el campanario, el lugar albergaba mercados y almacenes de lana y paños, que desempeñaban un papel comercial muy importante en Flandes y Europa, con artesanos que vendían todo tipo de productos. Gracias a su posición estratégica cerca del mar y bordeada de agua, Brujas fue un importante centro comercial en la época medieval.

En el primer piso, una torre erigida en el mismo lugar tenía una función administrativa y servía como magistratura de la ciudad, con una cámara acorazada y archivos. Pero en 1280, un incendio arrasó la torre y destruyó todas las reservas administrativas de Brujas, por lo que se construyó un ayuntamiento en el Brug, y la mayoría de las funciones administrativas se trasladaron allí. Tras este incendio, a finales del siglo XIII se construyó la torre actual. Se coronó con un chapitel de madera, el ejemplo más antiguo de arquitectura gótica que se conserva en Flandes. Sin embargo, en 1493 se produjo otro incendio provocado por un rayo que destruyó de nuevo la alta aguja de madera. Una nueva, adornada con leones trepadores, sustituyó a la antigua.

El león es el escudo de armas de Flandes, pero el destino parece haberse cebado con la aguja del campanario, y en 1741 vuelve a estar sometida a los elementos, con un nuevo incendio que destruye el emblema que la ciudad se esforzaba por conservar. Las autoridades se resignan y reparan el campanario, que ya no necesita aguja. Rematada por una corona calada neogótica. La forma actual de la torre se adquirió en 1822.

El balcón del campanario es un lugar especialmente importante en la historia de la ciudad de Brujas. Desde aquí se proclamaban las leyes. Un poco más arriba, podrás ver el carillón del campanario, cuyas 47 campanas, instaladas en 1745, están parcialmente automatizadas. Al subir los 366 escalones del campanario, verás su impresionante carrillón, tocado por el carillonero de la ciudad. Antiguamente, las campanas se tocaban por diversos motivos, como la apertura y el cierre de las puertas de la ciudad, el fin y el comienzo del horario laboral, las campanadas festivas e incluso para indicar la hora en que ya no estaba permitido pasear por la ciudad sin linterna. En la actualidad, se utilizan principalmente para dar la hora y tocar música religiosa.

Durante tu visita, descubrirás cómo vivían los habitantes de la ciudad y qué papel ha desempeñado el campanario en la ciudad a lo largo de los siglos. Podrás subir a lo alto del campanario para disfrutar de una vista de 360° de la ciudad. Pero no olvides hacer un alto en el camino para admirar el tesoro. Aquí se guardaban el sello, los fueros y las arcas de la ciudad. Una vez arriba, si el día está despejado, se puede contemplar el Mar del Norte, que se extiende a lo lejos, a 15 kilómetros de Brujas.