Valencia es la tercera ciudad más grande de España, y eso lo logró, en gran parte, porque desde su comienzo fue un punto importantísimo de comercio. Desde la época romana, la en aquel entonces Valentia Edetanorum ya fungía un papel vital para conectar los intercambios entre Roma y las provincias mediterráneas del norte. Su ubicación, en la costa este del país, la hace un punto estratégico.
Una de las evidencias de este poder es la Lonja de la Seda, edificada entre 1482 y 1533. Su mera existencia se entiende como el resultado de la prosperidad comercial que Valencia consiguió en el siglo XV. Aun cuando la economía local pasaba por tiempos difíciles –causados por las conquistas de América–, en Valencia había un fuerte poder comercial. Este edificio demostraba el prestigio de la burguesía valenciana y el gran desarrollo social alcanzada en la Baja Edad Media.