Los relojes se detienen en el Barrio Gótico de Barcelona

Barcelona es una ciudad llena de vida, de bullicio, de fiestas en la playa, cañas en las ramblas; es una ciudad socialmente innovadora, donde la gente va tres pasos adelante, revolucionaria. Sin embargo, tiene espacios que se han quedado suspendidos en el paso del tiempo, como resguardados por la historia. El Barrio Gótico, que está ahí desde épocas romanas, es uno de esos. Aquí está la catedral de la ciudad, la muralla, las callecitas de piedra que parecen sacadas de cuentos medievales, la judería –que es un barrio dentro del barrio– y la plaza real. Aquí es dónde todo empezó en esta ciudad tan bizarra, extraordinaria y fascinante.

Barrio Gótico, centro histórico de la ciudad.

- © ansharphoto / Shutterstock

En catalán se dice Barri Gòtic, y es uno de los lugares más importantes a visitar en Barcelona. Se ha vaciado un poco de locales por lo mismo, pero es imposible que pierda su autenticidad –aunque eso es tema controversial–, pues se detiene entre las piedras que están ahí desde los romanos, cuando la ciudad se llamaba Barcino. Es el centro histórico de la ciudad en todo el sentido de la palabra: como núcleo en el que se recolecta el pasado, donde se guarda el tiempo y sus relatos.

Este barrio está aquí desde la época de los romanos.

- © Sergey Dzyuba / Shutterstock

Este es solo uno de los cuatro barrios que conforman la Ciudad Vieja de Barcelona, aunque es el más antiguo. Eso es obvio al caminar entre sus construcciones de piedra que se ha vuelto un poco negra por el tiempo y la estética medieval, con edificios de arquitectura que le han dado el nombre actual a esta zona.

La invención del Barrio Gótico

No siempre se le ha dicho Gòtic a esta zona. De hecho se le puso ese nombre como una estrategia turística que se le ocurrió a Ramón Rucabado, escritor y periodista, y que le pareció una excelente idea al arquitecto y concejal del ayuntamiento, Adolf Florensa.

Este barrio estuvo intacto hasta el siglo XIX, cuando las autoridades decidieron darle una buena reformada pues las murallas hacían que fuera muy oscuro, difícil de circular y en ocasiones poco higiénico. Sin embargo, para hacer eso tenían que decidir qué se podía tumbar y qué había que dejar de pie, así que hicieron un análisis de su valor histórico.

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Se encontraron con muchas casas y estructuras preciosas, que no solo no había que derrumbar, sino que hacía falta darles más importancia. Comenzaron un proyecto de restauración del barrio alrededor de la Catedral –que era la que entonces le daba nombre a la zona–.

Lo que estaba venido a menos lo renovaron con ventanas, tribunas y frisos góticos. Los edificios que estaban en mal estado fueron reemplazados por otras que estuvieran mejor, trasladando piedra por piedra. Una nueva avenida, la Vía Layetana, era el eje central de toda la renovación pues iba a conectar este barrio con el puerto.

Pero mientras se agilizaba la conexión con el resto de la ciudad, al interior del barrio se prohibió el tránsito vehicular. Cambiaron el alumbrado público por farolas y llamaron a grandes arquitectos a ayudar en el proyecto, como Joan Rubió, discipulo de Gaudí, que construyó el puente flamígero de la calle del Obispo, uno de los atractivos principales del Barrio Gótico.

Icónico puente flamígero de Joan Rubió.

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La importancia del barrio

La renovación de los barrios no es única de Barcelona, y aunque no sea exactamente igual que en su inicio, este barrio ha, sin lugar a dudas, formado parte importantísima de la identidad barcelonesa y catalana. Entre estas calles adoquinadas se encuentran barrios internos con personalidades propias y que cuentan las historias que han pasado por esta antiquísima ciudad, como el barrio judío, el Palau y la Mercè. Y es cierto que no todas las piedras de este barrio están ahí desde el siglo I a.C, pero sí que se pueden ver los restos de la muralla que alguna vez protegieron la ciudad de Barcino.

Al interior del Barrio Gótico

El Barrio Gótico no es enorme, pero sí hay mucho que ver aquí. Fácilmente puede tomar la mitad del día o un poco más recorrerlo, aunque no mide tantos kilómetros cuadrados. Estas son algunas de las cosas imperdibles:

La Catedral

Esta es una de las principales razones por las que hay que ir al Barrio Gótico. Su historia es larguísima y de muchas renovaciones: se construyó entre el siglo XIII y hasta el XV, sobre la catedral que tenían ya antes los romanos y que ésa, a su vez, ya estaba encima de una basílica paleocristiana de los visigodos. Pero la imponencia gótica que ahora se ve, sobre todo en su fachada, es del siglo XIX.

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El Barrio Judío

Desde el 70 d.C en Barcelona se estableció una pequeña comunidad judía, que huía de la represión y guerra en Palestina en la primera guerra judeo-cristiana. Desde entonces se comenzó a crear el Call, como le dicen en catalán a esta judería, que en algún momento llegó a ser la más grande de toda Cataluña, con una comunidad que formaba el 15% de la población.

La historia de este barrio es complicada y en muchas ocasiones trágicas, con ataques anti-semitas y mucha discriminación. Aquí se puede visitar el MUHBA El Call, que cuenta la trayectoria de la comunidad judía de Barcelona en relación con la historia de la ciudad y el esplendor de su legado cultural.

La Plaza Real

La Plaça Reial es un excelente lugar para empezar o terminar el recorrido del Barrio Gótico, pues colinda con Las Ramblas.

Llamada así en honor a los Reyes Católicos, esta plaza se comenzó a construir en 1850 en lo que antes fue el solar de un convento. Fue obra del arquitecto Francisco Daniel Molina y es muy alabada pues la forma en la que está construída crea una ilusión óptica que hace que parezca cuadrangular en lugar de rectangular. Tiene pasajes que conectan las calles del tejido medieval y así crean un flujo entre el interior y el exterior de la plaza.

La Muralla

La antigua muralla fue construída entre el siglo I y el IV a.C y aún se conserva una buena parte, que se puede visitar. Se conservan diversos restos, sobre todo de la parte norte y este. En la plaza Nueva, donde se ubicaba la puerta Praetoria se encuentran las partes mejor conservadas, con dos torres, parte de la muralla perimetral y una arcada del antiguo acueducto.

Alrededor de esta plaza hay muchas casas antiguas y callecitas que vale la pena caminar.

Todo el Barrio Gótico es un espectáculo de tiempo en pausa y arquitectura de otras épocas, que, a pesar de no estar ahí desde el inicio de los tiempo, son un eje de la cultrua de esta ciudad y muestran un aspecto distinto, más conservador, de Barcelona.

La muralla romana de Barcelona.

- © ansharphoto / Shutterstock
por Sofía Viramontes | Editora y redactora
Periodista mexicana apasionada por las buenas historias y los lugares recónditos, llegó a EasyViajar en septiembre del 2023 para contar lo que ha descubierto y seguir develando los secretos que este mundo tiene para ofrecer.
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