La historia se remonta a 1827. En aquella época se aprobó una ley que prohibía la exportación de antigüedades. Dos años más tarde, se creó un museo para reunir el mayor número posible de obras en un solo lugar. En un principio, el museo se instaló en la isla de Egina, pero más tarde se trasladó a sucesivos emplazamientos en Atenas. Pero con el paso de los años, las piezas empezaron a acumularse. Ya no había espacio suficiente para exponerlas. Se puso en marcha un proyecto de construcción. Las obras comenzaron en 1866 y no finalizaron hasta 1889, debido a diversos problemas. A pesar de una historia llena de escollos, el yacimiento es hoy el mayor museo arqueológico de Grecia y uno de los más impresionantes del mundo.
