El castillo de los Sforza, entre fortificación y espacio cultural

Este edificio fue erigido a petición de Francesco Sforza, que se proclamó señor de la ciudad, durante el siglo XV. Se construyó sobre los restos de una fortaleza medieval anterior. Durante su existencia, el castillo acogió a numerosas familias de la alta sociedad, no todas italianas. También se alojaron en él miembros de gobiernos extranjeros, como Carlos V y Napoleón Bonaparte.

A partir de 1815, la fortificación se convirtió en campamento militar y refugio de las tropas austriacas enemigas que venían a atacar la ciudad. Tras muchos debates, parte del monumento fue finalmente demolido y devuelto a su forma original bajo la familia Sforza. En su apogeo, la fortaleza parecía una ciudad dentro de otra ciudad, donde vivían los oficiales y sus sirvientes. Cocinas, salas de recepción, desvanes e incluso panaderías componían el edificio.

La primera impresión que se tiene al llegar a la plaza Castello es la de ser infinitamente pequeño en comparación con este inmenso edificio. La torre Filarete, situada frente a la fuente de la explanada, es el primer elemento de la ciudadela. Adornada con ladrillos rojos y atractivas modenaciones, la torre está enmarcada por dos torrecillas circulares. El cuadrilátero está rodeado por un foso y escoltado por dos torres en la fachada del lado de la ciudad, que antaño contenían depósitos de agua.

Una vez dentro del complejo, se llega a un patio muy grande, el patio ducal, que conduce a las distintas salas que se pueden visitar. Sería una pena detenerse aquí y perderse la Rochetta, una fortaleza dentro de otra fortaleza: ¡se trata nada menos que de la antigua residencia del duque! La fachada trasera presenta dos torres cuadradas, la izquierda de las cuales se conoce como la torre Castellana. Para saber más sobre este complejo fortificado, se ofrece una audioguía de la fortaleza de los Sforza por 13,50 euros, durante 2 horas.

Entre las salas de visita obligada se encuentra la Sala dell'Asse, donde se puede contemplar parte del antiguo fresco del célebre Leonardo da Vinci, amigo íntimo de Ludovico Maria de Sforza, más conocido como "Moro". Inicialmente, solo era visible un pequeño fragmento del fresco, y solo gracias a nuevas excavaciones iniciadas en 2013 se descubrieron nuevos fragmentos.

El Museo de Arte Antiguo es sin duda el más importante del complejo, ya que alberga grabados que se remontan a la familia Sforza y obras esculpidas de la Antigüedad, la Edad Media y el Renacimiento. Entre las creaciones más famosas se encuentra la estatua Piedad Rondanini, la última obra de Miguel Ángel, que nunca pudo terminar...

La pinacoteca del castillo se encuentra en la primera planta del edificio y contiene más de 1.500 obras que datan de los siglos XIII al XVIII, entre ellas una serie de frescos pintados por numerosos artistas de la escuela regional. Para los apasionados de Egipto, un museo expone objetos funerarios y... algunas momias. También hay un Museo de Artes Decorativas, que expone un gran número de pinturas sobre cerámica, cuyos detalles son magníficos.

Parque Sempione

Continúa tu exploración en el jardín vecino: el Parc Sempione, uno de los más grandes de Milán. Flores, plantas y árboles se entremezclan en este espacio verde. Inaugurado entre 1890 y 1893, está diseñado al estilo inglés, dejando mucho espacio a la biodiversidad, muy apreciada en las ciudades. Las especies y plantas abundan en este jardín, que resulta especialmente agradable en los calurosos días de verano: es un soplo de aire fresco para Milán.

En este entorno natural se pueden contemplar numerosos monumentos, entre ellos el Museo del Diseño Triennale, en el Palazzo dell'Arte, que acoge exposiciones temporales. Cambia varias veces al año. Para más información, te recomendamos que eches un vistazo al programa antes de ir.

Plaza Sempione

Esta plaza linda con el parque del mismo nombre y se caracteriza por el Arco de la Paz que se alza en su centro. Es un bello ejemplo de la arquitectura neoclásica milanesa. Construido en 1807 para celebrar las victorias de Napoleón, se terminó en 1815. Es de granito de Baveno revestido de mármol de Creola d'Ossola. En la parte superior del edificio, varias estatuas de bronce representan la Sestiga della Pace, acompañada de cuatro Victorias a caballo, mientras que en la fachada hay representaciones de los ríos italianos Po, Ticino, Adda y Tagliamento.

Esta plaza es uno de los lugares más populares para disfrutar de una copa por la noche y de un aperitivo milanés. Hay muchos establecimientos donde elegir, entre ellos Capuanos, una de las mejores pizzerías. Una masa suave y crujiente a la vez, una generosa capa de salsa de tomate sobre la que vienen unas lonchas de mozzarella fresca y adornada con una hoja de albahaca... ¡Es el nirvana!

📍Dirección: via Francesco Londonio, Milán

👛 Precio: desde 6€

⏰ Horario: todos los días de 12:00 a 15:00 y de 19:00 a 24:00

🚌 ¿Cómo llegar?

El castillo se encuentra a pocos minutos a pie de la Piazza del Duomo. Llegar no puede ser más fácil, solo tienes que poner tu mejor acento italiano y preguntar por"il Castello Sforzesco, per favore".

Dirección:

Piazza Castello, 20121 Milán

👉 Entradas:

Posibilidad de comprar la entrada en línea para evitar colas o in situ de martes a domingo de 10:00 a 16:30.

⏰ Horarios de apertura:

• Castillo: de martes a domingo, de 7:00 a 19:30, excepto el 1 de enero, el 1 de mayo y el 25 de diciembre.

• Museos y exposiciones: de martes a domingo, de 10:00 a 17:30 (última entrada a las 17:00).

Entrada:

La visita del castillo es gratuita (en los patios), pero el acceso a las galerías del interior del edificio es de pago. Las entradas cuestan 5 euros para los adultos y 3 euros para las personas con descuento.

Porque la capital de Lombardía es también un lugar ideal para disfrutar de un buen helado, el heladero artesano RivaReno ofrece una selección de delicias heladas para llevar en cucurucho o tarrina. Naturalmente generosos, los helados tienen un sabor intenso y no contienen aditivos artificiales.