Una vez que hayamos aterrizado, nos dirigiremos a la Plaza de los Héroes, en uno de los extremos de la calle Andrássy. Para llegar, tomamos la línea 1 de metro desde Oktogon, una de las más antiguas de Europa y Patrimonio de la Humanidad. Una vez allí, descubrimos el lugar con sus diversas estatuas que representan a varias figuras de Hungría.
Paseando por la plaza, descubrimos los museos de arte que la rodean, uno de arte clásico y otro de arte contemporáneo. Por falta de tiempo, preferimos dirigirnos a un tercer museo: el Museo del Terror, dedicado a las dificultades vividas por Hungría tras la Segunda Guerra Mundial y hasta 1956. Entre la despiadada ocupación soviética y los aliados fascistas húngaros, el museo es el más morboso de la ciudad.
A sólo unos minutos a pie, calle arriba, podrás admirar la peculiar arquitectura de la ciudad, con estilos de épocas completamente diferentes que se unen para crear el carácter único de Budapest.