Damme cobró importancia en la Edad Media gracias a su condición de puerto de Brujas, entonces una de las principales ciudades mercantes de Europa. Las dos ciudades estaban unidas por un canal al Mar del Norte, por lo que Damme albergaba cientos de barcos europeos. Desde esta pequeña ciudad se transportaban mercancías a Brujas en barcos de fondo plano. Vino, telas, pieles de animales, joyas, etc. salían de Damme. Sin embargo, con el paso de los años, el declive del comercio marítimo se hizo sentir y Damme se transformó gradualmente a lo largo de los siglos en un pintoresco pueblecito donde disfrutar de un agradable paseo.
Se diría que ha pasado la frontera holandesa, con sus molinos de viento, sus bonitas casas, su agua por todas partes y sus narcisos, pero esta encantadora y pequeña ciudad de Damme se encuentra en realidad en Bélgica. Alquila una bicicleta y sal de Brujas, a sólo 20 minutos en bici por el canal para llegar a este tranquilo pueblecito. Admira el bucólico paisaje y, una vez allí, da un paseo por la ciudad. Toma como punto de partida las fortificaciones del casco antiguo; hay un mapa que te ayudará a orientarte y a visualizar Damme. Aquí se encuentra la imponente iglesia de Nuestra Señora, construida en 1230, que atestigua el apogeo de la ciudad como puerto de Brujas y uno de los más importantes de Flandes. Echa un vistazo al ayuntamiento, construido en 1464 en estilo gótico brabanzón. Se alza en la antigua plaza del mercado y sirvió de almacén y ayuntamiento. Pero hoy en día, estará muy, muy lejos del bullicio del centro de Brujas. Si quieres saber más sobre la ciudad, dirígete a De Grote Sterre, la antigua casa señorial situada a la derecha del ayuntamiento. Aquí se encuentra la oficina de turismo y un pequeño museo sobre la historia de Damme.