Cinco siglos de gloria en la Catedral Santa Ana, de Canarias

Con el fin de dar cumplimiento al mandato del Papa, Fernando Calvetos le pidió a Eugenio IV que trasladase el obispado de Rubicón a Gran Canaria en 1435. A la par, los Reyes Católicos evocaron su deseo de que se construyera la Catedral de Santa Ana. En el año 1487 se planteó el proyecto de construcción de una iglesia catedral en la isla de Gran Canaria, cuyas obras comenzaron hacia 1497, pero esta primera fase de construcción duró tan solo hasta 1570 cuando se paralizó por falta de fondos.

Hubo que esperar hasta 1776, con la llegada del arquitecto y dibujante tinerfeño, Diego Nicolás Eduardo, que tomó posesión de la plaza de racionero en la Catedral de Santa Ana para que empezara la segunda fase de la construcción en 1781, que hoy todavía perdura. Eso sí, la larguísima historia de la construcción de la Catedral hace que en ella se solapen distintos estilos arquitectónicos como el gótico tardío, el neoclásico y el renacentista.

Sede de la Diócesis de Canarias de la Iglesia católica, la Catedral de Santa Ana fue la única catedral de Canarias desde su construcción hasta principios del siglo XIX, cuando se creó la Diócesis de Tenerife con obispado en la Catedral de San Cristóbal de La Laguna. Dicho eso, en 1974 la Santa Iglesia Catedral-Basílica de Canarias fue declarada monumento histórico-artístico de carácter nacional.

Situada en el barrio histórico de la capital de Gran Canaria, esta famosa catedral se destaca a primera vista por su fachada. De estilo neoclásico, esta es la característica que más llama la atención a quien visita la Catedral de Santa Ana. Al entrar, notarás de inmediato que el interior de la edificación no tiene nada que ver con la fachada que acabas de contemplar. Consta con tres naves, una central más ancha y dos laterales más estrechas bordeadas por tres capillas distintas. Dentro del templo, encontrarás numerosas columnas y pilastras, una planta de cruz latina con cimborrio central y un bonito órgano alto de siete metros y ancho de cinco, también de estilo gótico.

Yendo hacia la lateral sur de la Catedral, descubrirás el Patio de los Naranjos, que data del siglo XVII, rematado por un espléndido balcón canario y bordeado por unas cuantas salas que en realidad son antiguas dependencias catedralicias. Estas salas albergan el Museo Diocesano de Arte Sacro de Las Palmas de Gran Canaria, donde podrás disfrutar de un recorrido por piezas y objetos de arte sacro, esculturas y pinturas realizadas entre los siglos XVI y XIX, así como exposiciones temáticas.

Otra recomendación es subir la torre del sur. Puedes tomar el ascensor y evitarte los doscientos y pico escalones que llevan hasta la cima. Una vez en lo alto de la Torre Sur, tómate tu tiempo para admirar las bellas vistas del barrio de Vegueta, la Plaza de Santa Ana y la gran belleza de la ciudad de Las Palmas.

Además, la Catedral-Basílica de Santa Ana cuenta con 11 capillas: de la Inmaculada Concepción, de san Pedro Apóstol, de Santa Teresa de Jesús, de los Dolores, de san José, mayor, de la santa María de la Antigua, del Santísimo Sacramento, de san Gregorio, de san Fernando, y de santa Catalina.

Desde su fundación en 1478, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria ha sido el núcleo tanto turístico como mercantil, cultural y económico de la isla. Ubicada en el corazón del barrio antiguo de la capital, la Catedral de Santa Ana tiene un papel fundamental en la celebración de las festividades de la isla de Gran Canaria. Entre las más populares e importantes de la isla está, evidentemente, el día de Santa Ana, en julio. Pero también la lluvia de flores de la Ascensión y El Corpus Christi en junio, los Cultos a la Virgen Maria todos los sábados del año, y, por supuesto, la Semana Santa a finales de marzo, siempre con gran solemnidad y numerosas procesiones de imágenes que tienen un alto valor histórico y artístico.

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