Es difícil adivinar la existencia de la antigua Thera desde la amplia playa de arena negra de Perissa: la antigua ciudad, fundada hacia el siglo IX a.C., está encaramada en la cima de Mesa Vouno, una montaña que se hunde abruptamente en el mar, protegida de miradas indiscretas.
A diferencia de la Caldera, hacia la que se dirigen todas las miradas en Santorini, la antigua Thera no es un lugar menos grandioso: además de sus restos arqueológicos notablemente bien conservados, su posición frente a la inmensidad del Egeo, un auténtico Gran Azul en esta zona, le confiere un marco único.
Por eso, todo el mundo debe subir las empinadas escaleras que conducen a la antigua Thera: un yacimiento arqueológico no sólo para los amantes de las viejas piedras y la historia antigua, sino también para los amantes de los bellos paisajes de las Cícladas.