En la montaña de Montjuïc, estos magníficos jardines se esconden aún del público en general; incluso los barceloneses suelen pasar desapercibidos de este tesoro, aun cuando es uno de los jardines más grandes de la ciudad, con casi tres hectáreas de extensión.
Este elegante espacio de naturaleza fue concebido para adornar la residencia real, el Palacete Albéniz, que es también uno de los atractivos para visitar. Sin embargo, las fuentes, colecciones de flores de colores, esculturas, árboles de orígenes exóticos, espejos de agua, y extensiones de césped perfectamente bien cortado, dan muchísimo que ver. Es un lugar francamente paradisiaco.
Además, como si eso no fuera suficiente, desde los Jardines de Joan Maragall se ven unas vistas espectaculares de Barcelona.