La isla de Delos, vecina histórica de Mykonos

Originalmente, Delos era una isla a la deriva, un trozo de Sicilia cubierto casi por completo por las olas. Según la leyenda, Leto, embarazada del hijo de Zeus, intentó escapar de la ira de Hera, la esposa del rey del Olimpo. Conocida por sus celos, Hera no dio tregua a Leto y ordenó a una serpiente gigante llamada Pitón que la persiguiera, y Leto, en desesperación, se arrojó al mar.

Desesperada y a la deriva, Leto encontró milagrosamente el islote de Delos, donde se refugió. Ahí tuvo a sus hijos, Apolo —dios de la belleza y la luz— y Artemisa —diosa de la naturaleza y la caza—, lo cual convirtió en este abandonado trozo de tierra en la mitad del mar en un tesoro. Esta historia le dio un brillante futuro a Delos.

Para los antiguos griegos, las islas circundantes se organizaban en círculos concéntricos alrededor de Delos, lo que le valió al archipiélago el nombre de Cícladas (Kyklades en griego).

A pesar de su pequeño tamaño, Delos desempeñó un importante papel en la historia de la antigua Grecia. Ya en la época arcaica (siglos VII y VI a.C.) se desarrolló un importante santuario dedicado a Apolo, y los habitantes de la isla prosperaron gracias al comercio: la posición central de Delos era una gran ventaja en las rutas marítimas de la época.

Sin embargo, muy pronto se prohibió no sólo nacer allí, sino también morir. En un intento de imponer su autoridad en Delos, Atenas llegó a purificar varias veces el santuario de Apolo, trasladando a los muertos a la vecina isla de Reneo. Durante el periodo clásico (siglo V a.C.), Atenas, fortalecida por sus victorias sobre los persas, fundó la Liga de Delos. La isla sagrada se convirtió en símbolo del dominio ateniense sobre la Grecia antigua. Incluso fue completamente vaciada de sus habitantes.

Posteriormente, Delos recuperó su independencia e influencia: centro religioso, la ciudad se convirtió también en una potencia comercial, al tiempo que desarrollaba sus templos y monumentos. Se calcula que la población de Delos era de 25.000 habitantes en el siglo II a.C., lo que la convierte en una de las ciudades más densamente pobladas de las Cícladas.

En 1846, arqueólogos franceses de la Escuela de Atenas "descubrieron" los restos de Delos y, al mismo tiempo, uno de los yacimientos más excepcionales de Grecia. ¡Todo ello a tiro de piedra de Mykonos!

Los tesoros arqueológicos de Delos son francamente extraordinarios: el santuario de Apolo y el templo de Artemisa, la Terraza de los Leones, el Teatro de Delos, la Casa de los Delfines, la subida a Cynthe, el punto más alto de la isla, a 112 metros.

El lugar es sencillamente excepcional, y constituye un espléndido paseo por los restos de la antigua ciudad. Para completar la excursión, el Museo Arqueológico de Delos expone muchos de los tesoros arqueológicos hallados durante las excavaciones.

Si a esto se añade el entorno que ofrece Delos, se obtiene uno de los lugares más impresionantes de Grecia. Para cambiar los días de playa en Mykonos, un viaje a Delos es una extraordinaria idea.