El ambiente idílico de Brujas no sólo atrae a quienes disfrutan de una escapada romántica. También a las familias les encanta pasear entre escaparates, admirar las coloridas fachadas de la ciudad y hacer una parada en las numerosas chocolaterías. El centro histórico es un lugar ideal para alojarse. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el conjunto medieval ha conservado su encanto gótico, mezclado con el paso del tiempo con diversas influencias arquitectónicas. La oferta hotelera es muy amplia y si deseas estar lo más cerca posible de la iglesia de Notre-Dame, la catedral de Saint-Sauveur, el Campanario o el Burg, dirígete al centro histórico de la ciudad. No obstante, la ciudad es fácil de explorar a pie. De hecho, hay muchas opciones de alojamiento entre las que elegir.
